Qué tiene Lola?

Qué tiene Lola?

Post n°35 pubblicato il 26 Febbraio 2009 da viajera67

¿Qué tiene Lola?

Me acarició el pelo. Me preguntó sonriente: “¿qué tiene Lola qué te gusta tanto?” “Lola tiene talento. Ser de familia burguesa te ayuda a tener talento. ¡Joder si te ayuda!. Te ayuda a leer libros interesantes, a pasar tardes en museos a contemplar obras de arte, a escuchar música clásica, a apuntarte a cursos de pintura, de guitarra, de clarinete. Te ayuda a soñar una vida diferente. Te ayuda a pedir becas, te ayuda a ganarlas, te ayuda a hablar otros idiomas, a viajar a países exóticos, a estudiar antropología, sociología, arte y literatura. Pero ser de familia burguesa no te soluciona la vida. Tampoco tener talento te soluciona la vida. Pero Lola tiene talento.”

Se puso seria. Era de familia burguesa. Pensaba tener talento. Pensaba conquistarme con sus palabras, con sus libros, con sus viajes a Bangladesch, con sus cuatro o cinco idiomas hablados, con su curso de arte gráfica. Supo aquél día que el talento no se podía comprar. Yo, desde luego, no estaba a la venta. Ella era una persona culta, muy culta, pero no tenía talento. No volvió nunca más a acariciar mi pelo. Empezó a odiar a Lola. A odiar su talento. A odiar sus viajes al puto Bangladesch.

Posted in glenda | Comments Off on Qué tiene Lola?

Dependencia emocional.

Dependencia emocional

Post n°36 pubblicato il 26 Febbraio 2009 da viajera67

Dependencia emocional.

Miro el teléfono, el buzón, el timbre de mi puerta. No me ha llamado, no me ha escrito. No ha venido a buscarme, ¿me habrá olvidado? ¿Qué hago? Si salgo por pitillos podría llamarme, si llamo a una amiga podría pasar a verme, si me voy de viaje seguro que me escribe una carta. ¿Qué coño hagooo?

Todos los días pienso en ella. ¿qué estará haciendo? ¿se estará duchando, se estará vistiendo, se estará tomando un café con una amiga? Voy al cine, veo una peli. ¿Y si me la encuentro en la cafetería qué le digo?. "Pues nada, bien, bastante bien. Trabajo, amigos, lo de siempre. Me hubiera gustado invitarte a … ¿no habrías podido?, ¿estuviste de viaje?.¿A sí?. ¿Y dónde?. ¿A Pamplona???????¡Lo sabía que hubiera tenido que irme a Pamplona este fin de semana!¿Y cuándo volviste?". "Hace unos días, te llamé!". "¿Cuándo me llamaste?"."¡El sabado a las cuatro, me parece!." "¡El sábado a las cuatro, el sábado a las cuatro!… ¿qué hacía yo el sábado a las cuatro???¡Estaba tomándome un café en casa de Fernando!… ¡en cuanto lo vea, lo mato a Fernandooo!!!!

"¿Qué haces luego?"."Me tomo algo con una amiga". Una amiga, una amiga… ¿quién será esta amiga?. ¿y mañana?… voy a la pisci, luego a casa de mis padres. Si me da tiempo a la biblio. ¡No lo tienes un hueco, jolín". "¿y tú?" "Yo también estoy muy ocupada!!!"

A la pisci, a la pisci. podría encontrármela casualmente en la calle, entre la pisci y la casa de sus padres. ¿a qué hora irá a la pisci?. ¿a las cuatro?. ¿a las cinco?. y luego. ¿pasará por su casa a cambiarse o habrá quedado con una amiga?. ¿a qué hora irá a la pisci?.

Pues nada, nos vemos por ahí. ¿qué hago?. ¿compro la entrada o espero aquí como a una idiota?.Pues nada. ¡tengo que entrar si no se da cuenta que estoy pendiente de ella!.

¿está libre?. ¡me cago en Diooos!. ¡es ella!. sí!. ¡está libre!. ¿la cojo de la mano?. noooo!.¡no puedo!.¡no puedooo!

¿te ha gustado la peli?. ¡Muchísimo!. ¡A mi no tanto!. ¡A mi tampoco!.¡¿Como qué a ti tampoco!?. ¡Mañana irá a la pisci!. ¿A las cuatro o a las cinco de la tarde?.¿y si va antes?…¿qué hago si va antes?. ¿y la peli?, ¿te ha gustado la peli?. ¿Por qué no le he dicho que…? pues nada, se lo diré mañana. ¿Mañana?…

¿conseguiré verla mañana?

Posted in glenda | Comments Off on Dependencia emocional.

Paesaje.

paesaje

Post n°37 pubblicato il 26 Febbraio 2009 da viajera67

Describa un paesaje visto por una anciana cuyo viejo esposo detestable acaba de morir. No mencionar la muerte del esposo.

Es domingo, un día horrible para la gente sola. Nadie que llama y nadie a quien llamar. Se mira al espejo y ve una cara que no reconoce. Muchas arrugas, y ni contar los años que han pasado.

Su cuarto vacío: una cómoda, una cama, un lápiz para escribir algo. Y una una foto de un día feliz de su vida. Se acerca a ella, quiere llorar pero no tiene ganas, mucho lloró en los últimos tiempos; la mira, la observa, tiene ganas de tocarla. Es una mujer linda y joven que está en la playa, sentada sobre una roca, mirando las olas del mar.

 Se acuerda que le gustaba mucho nadar y que se iba a la playa bajo cualquier pretexto, sola o con alguien: pitillos, cervezas, un sándwich para pasar el día. Se perdía mirando el horizonte y nadaba de roca en roca. Le apetecía sentir el sabor del mar en su boca, en su cuerpo, impregnado en su ropa.

El día de la foto fue un día que tiene impreso en la memoria, uno de los tantos, diría, pero fue entonces que lo vio; estaba en un barco, solito, pescando algo. Lo saludó con la mano y decidió alcanzarlo. Nadaba, lo miraba y se emocionaba. ¿Quién hubiera imaginado que pasaría con él el resto de su vida?

Tocó el barco, empezó a moverlo en el agua, él le tendió la mano para que subiera; el sol, el mar, tantas cosas lindas que pasaron entonces. Se iban las horas y el sol bajaba al horizonte: “Me amanecería aquí, charlando contigo” le dijo. “Pero tengo que regresar, mis amigos me esperan”.

¿Volveré a verte?” le preguntó el hombre. “Nos encontramos aquí, en tu barco, uno de estos días. Me esperas en el mar,¿te parece?.”. No quiere recordar lo feliz que fue con aquel hombre que le marcó la vida.

El día de su boda, el viaje a la casa de Neruda; ellos también querían vivir en un barco, se quedaron un mes en la Isla Negra, no querían dejar aquel lugar mágico lleno de olas, de rocas y de recuerdos.

Mira la foto y se mira al espejo. Su vida se paró aquel día en que subió a aquel barco. Se paró porque desde entonces fue otra, nunca se había entregado tanto a alguien, ella que era una mujer tan libre. Y desaparecieron los amigos, los intereses y la vida misma. Se había vuelto una mujer común y corriente, feliz, pero vivía en una ampolla de vidrio.

Se detestaba, pero estaba atrapada. ¿Hay algo que atrapa más que el amor mismo?. Le había entregado su libertad y él la miraba de otra manera. Empezó a dejarla sola en casa y, cuando regresaba, olía a cerveza y a mujeres de otra clase. Nunca tuvo el valor de dejarlo, aunque quiso hacerlo. Empezó a tomar pastillas, malditas pastillas que te duermen el alma; ya no nadaba, no gritaba, ni se lanzaba a conquistar la calle.

Ahora lo busca y no lo encuentra: “¿Dónde se habrá ido?”. Es domingo y no sabe a quién llamar. El cielo es gris, un otoño cualquiera en Lima. Deja las pastillas sobre la mesa, hoy tiene ganas de sentir algo, aunque fueran sus arrugas y sus años perdidos. Se prepara un sándwich y se lleva unos pitillos. Les harán falta cuando mire el mar. Cierra la puerta y se olvida las llaves adentro. No quiere volver atrás. Tal vez llamará a una amiga que no ve desde hace tiempo. Una cerveza, una charla, unos barcos perdidos al horizonte. ¿Se bañará al mar o se irá de viaje? ¿Quién sabe que puede hacer una mujer libre, un día domingo, otoño en Lima, que cierra para siempre la puerta de su casa?

Posted in cuentos | Comments Off on Paesaje.

Lago.

Lago

Post n°38 pubblicato il 26 Febbraio 2009 da viajera67

Describa un lago visto por un hombre joven que acaba de cometer un asesinato. No mencionar el asesinato.

Llegó corriendo al gran lago. Cruzándolo podía alcanzar un país amigo, contactar gente que hablaba su misma lengua, luchar por una causa común. Tenía unos pocos soles que le alcanzarían para comer algo o comprarse una cerveza para soportar el frío de la noche. Pensó en sus cinco hijos. A esta hora de la tarde estarían reunidos en su casa comentando las noticias del día.

Felipe estaba cansado, tantas cosas le habían pasado durante los últimos días. Quería sólo descansar a la orilla del lago más alto del mundo, quedarse en una isla unos días para que la tensión bajara. La carretera estaba bloqueada y tuvo que recorrer veinte Km. andando. Tenía la ropa sucia y poca plata en el bolsillo.

No se arrepentía de nada, pero lo que había hecho era grave, ahora se daba cuenta. Cuando era niño salía con su tío, de noche, a pintar las calles de la ciudad. Una hoz y un martillo con eslóganes de una revolución que Felipe nunca vio. Gente en la cárcel, procesos sumarios, represión continua. Luego el silencio, el largo silencio de los años del chino. Y miedo, mucho miedo, porque cualquiera podía acordarse del “niño rojo” y denunciarlo por venganza.

Ahora tenía la camisa manchada de sangre, pero era un hombre y no podía llorar. Mucha tensión acumulada en los años, tantas cosas que no pudo hacer, decir, ni pensar. Él que enseñaba filosofía, tenía tantos sueños, pero no sabía con quien compartirlos. Era peligroso mencionar su misma profesión, buscar un libro, o pedir un consejo. Si este es un hombre, que Dios nos salve.

De vez en cuando Felipe buscaba el lago para encontrar una paz interior que nunca tuvo. Su pueblo lo había traicionado, la gente había dejado de luchar, criticar, incluso de pensar. Él mismo se había volcado en su vida privada y, a veces, se detestaba por eso. No que no quisiera a sus hijos, pero esta era otra historia. ¿Dónde se habían quedado los sueños de acabar la maestría de filosofía del derecho en Buenos Aires? Allí también los milicos habían tomado el poder, 30.000 desaparecieron como nada, pero las madres habían tomado la plaza con sus pañuelos blancos, exigiendo justicia por sus hijos.

Paz y justicia, era lo que Felipe quería, pero ahora buscaba agua para quitarse el sucio de encima. Fue una decisión del pueblo, esto pensaba, pero el pueblo a esta hora de la noche estaba cómodamente mirando la tele o acostando a sus hijos. Sólo el lago, podía darle lo que necesitaba. Hacía mucho frío cerca de Ilave. Se lavó los pies, luego las manos y el tórax; sucio, seguía sintiéndose muy sucio. Se mojó la cara, los brazos, pero el sucio no se iba. Necesitaba limpiarse el alma. Se lanzó al agua y casi no sintió nada. Fría como la muerte, estaba allí que lo esperaba.

Posted in cuentos | Comments Off on Lago.

Cantuta

Cantuta

Post n°39 pubblicato il 26 Febbraio 2009 da viajera67

Cantuta.

No sé por qué te obligué a decirme la verdad cuando hubiera sido más simple dejar las cosas como estaban. Claro, había mentiras por medio, pero yo no tenía ningún derecho a forzar tu decisión. ¿Desde luego para qué?. Sabía todo antes de que tu me lo contaras, me había pasado lo mismo, y había reaccionado como tú. Me había encerrado en mi mundo, no quería ver a nadie, sentía las manos de estos brutos buscando mi cuerpo, ni una ducha ni un viaje me hubìan quitado este olor de encima.

Peor que los moretones, fueron los insultos, me sentía culpable y sucia, pasaba noches sin dormir, y no quería admitir que todo había empezado de manera diferente. Me sentía feliz dando vueltas por Lima, una pancarta, una colecta, rodeada de gente nueva. La excusa era un tratado que se estaba firmando, me sentía chica frente a un mundo grande. Ganas de cambiarlo y trasformarlo, y no me digas que a los veinte no tengo derecho a soñarlo.

Con cuatro soles en el bolsillo rozaba la felicidad paseando por una ciudad desconocida, iba a pasar por la Nacional a buscar libros, emociones, y todo lo que cabía en el día. Fuera de mi mundo hablaba aymara, sorprendía a la gente y me sorprendía a mi misma. Becada en Lima lo estaba logrando, llevando mis “Andes” en el bolsillo.

De repente todo cambió: confusión, tristeza, unos gases mortales, empezamos a correr, no podíamos respirar, mi primer día en Lima, nos apalearon el alma, golpeándonos en la cara. Entramos en un garaje y fue allí donde me sentí morir. Se acercaron, se reían de nosotros, quería desaparecer, escapar lejos, que no se enteren mis padres y que mi hermanita duerma feliz.

Temblaba como el viento, me dolía la espalda y la garganta, ¿dónde me llevarán? ¿Qué será de mi vida?. No me hables de miedo porque tú no sabes lo qué llevo dentro, eran tres y parecían treinta, negué todo lo que pude negar, sin dormir, comer, pensar, encerraron mis sueños en un lugar que olía a muerte. Sáquenme de aquí, deseo una amiga, un abogado, una mano que me acaricie la espalda.

¿Y ahora qué? ¿Descubriste mi vida y vas a pensar que no soy capaz de volver a intentarlo?. Mira donde estoy, no creas que ganaste mi rebeldía, esta firma estropeará tus sueños, igual que los míos. Con lo que ganas tus hijos no saldrán de tu barrio, y los nietos de los que defiendes tienen futuro asegurado, y tarjeta de crédito con firma en blanco.

Te dieron las migas y aceptaste agradecido. Pero yo no las quiero, sueño un mundo donde todos, incluso tus hijos, puedan viajar al extranjero, aprender chino, y volar lejos.

Nos veremos dentro de poco, tu palabra contra la mía. Te caíste sólo y lo sabes, ¿por qué debería haberte empujado yo?. Con o sin tì este mundo no cambiaría, ¿por esto me odias tanto?. Los otros no se manchan de sangre, firman tratados, sonríen en conferencias, y envían a gente como tú a aporrear mis sueños.

Permíteme vivir lo que tú no intentaste nunca. Hazlo por este país, que necesita un cambio. Mi vida está llena de colores, no los borres marchando en uniforme. Fuera hay un mundo que nos escapa, no dejemos a otros la posibilidad de cambiarlo.

Posted in cuentos | Comments Off on Cantuta

Carla.

Carla

Post n°40 pubblicato il 26 Febbraio 2009 da viajera67

Carla.

Eran las cuatro de la mañana, Aurora dormía tranquila en su cama, abrieron el cerrojo con violencia y empujaron a Carla a su celda. Hacía frío, Aurora despertó, Carla gritaba, los carceleros se reían de ella. Carla era un hombre, quería estar sola, no quería ser violada como la última vez.  

Aurora se levantó de la cama, te preparo un café”, le dijo. No, gracias, quiero sólo salir de aquí, quiero volver a la calle.  ¿Hace mucho que estas aquí?

¡Diecisiete años!” . “¿Has matado a alguien?”. “Soy política y yo también quería estar en la celda con mis compañeras pero no lo permiten”. “¿Por qué lo hacen?”. “Para jodernos la vida”

 

Posted in cuentos | Comments Off on Carla.

Militancia

por qué se milita?

Post n°88 pubblicato il 02 Marzo 2009 da viajera67

 Madrid, mayo del 1999. 

¿Por qué se milita? No militamos porque hemos leído a Marx o a Bakunin, y tampoco porque nuestros padres nos dijeron que tenìamos que hacerlo. Nunca se milita con la cabeza. Nuestra cabeza explota cuando tenemos que soportar una represión, una despededa laboral, una amenaza por la calle. Nuestra cabeza nos dice “vaya, ¿dónde te has metido? Si hay una militancia justa, coherente, que dure toda la vida, esta es una militancia que se siente en el estómago, es allì que está la medida de nuestra militancia.Si un militante nos habla los libros que ha leído, de las casas, de las calles que ha ocupado,  este militante nos está hablando de algo diferente a la militancia. Si no sabemos porque un/una militante milita no sabemos nada de él/ella.

¿por qué la gente milita y luego desaparece? ¿por qué no somos capaces de soportar los “costes” de la militancia? ¿es la militancia una fase juvenil de rechazo al sistema? y luego… ¿por qué luego el sistema nos atrapa? ¿hemos estado alguna vez, realmente, en contra del sistema?Si no te digo que a los quince años me emocioné cuando ocupamos una estación feroviaria cerca de mi casa porque querían construir una central nuclear no te estoy diciendo nada de mí. Me acuerdo todavía de la emoción que prové cuando la gente bajó del tren. !estaban furiosos!, ¡los malditos ocupas!.. tenemos que irnos a Milán, a Bolonia y Venecia.. pues nada, ¡de aquí no nos movemos!

Parar el tiempo, esto es el sentido de la militancia. Parar el “gran reloj”, el tiempo del sistema, parar la ansiedad que nos impone correr, no se sabe hacia dònde pero sabemos que tenemos que correr!… Acabar una carrera, buscarnos un buen trabajo, viajar por el mundo, leer libros, tener amantes, historias, vivir “intensamente”, salvo un día pararnos a preguntarnos: “¿es realmente ésto lo que quiero de mi vida? Me acuerdo que cuando ocupamos la universidad la gente estaba ob-se-sio-na-da porque no podía hacer “sus” examen, estamos perdiendo tiempo, de-ma-sia-do tiempo. "Había planificado dar cuatro examenes en tres meses y ahora, ¿ahora qué hago?" y me acuerdo de cuando quedé con una “amiga” que me había quitado el puesto de trabajo “¿por qué, le pregunté, por qué lo hiciste?” . Porque había programado ganar un tot de dinero en un tot de tiempo, pensaba que me saliese otro curso, como no me salió cogí el tuyo. Vale, perdiste una amiga y ganaste un talón

Y sí que me emocioné cuando ocupamos la estación ferroviaria en el pueblo cerca de mi casa, ademàs mii madre tenía una lavandería, mi padre se bebía la mayor parte del dinero que circulaba en casa. Me acuerdo de la gente pija que llevaba su ropa a la lavandería de mi madre. Esta gente entraba en la tienda con una aria de superioridad que te cagas, empezaba a hablar de viajes, de “fiestas”, de cenas en restaurantes… ¡y luego re-ga-te-a-ba sobre el precio de la ropa! “¿tanto vale? ¡si es sólo para lavar, planchar, arreglar un poquito las mangas!… yo también tengo la lavadora en casa ¿qué se cree Usted? Aquel dinero nos servía para lo ba-si-co: comida, zapatos, ropa, libros… libros para intentar alcanzar un sueño de libertad negado, para intentar viajar, por lo menos con la fantasía. Esta gente cuando se iba se despedía con una sonrisa: habían regateado lo suficiente. Eran incluso gentiles: conmigo, con mi madre, con la gente que entraba en la tienda y educados, muy educados.  Y te miraban, esa cosa como: pobrecita, que te vaya bien, esa cosa así. No te decían nada pero esas miradas no podía quitarmelas de encima.  

Luego leí a Marx, a Bakunin, a Rosa Luxemburgo, aprendí que era el comunismo, el anarquismo y la lucha de clase, pero ¡la mirada de esa gente! Y ocupamos casas, calles y universidades… y se hablaba de todo y no se hablaba de nada porque es muy diferente el militante que lucha porque descubre a Marx, a Bakunin y el que lucha porque tiene que quitarse miles y miles de miradas de encima. Cuando te conocí me quitaste de golpe todas las miradas “acumuladas” en años de vida y de militancia. Me sentí libre, feliz. Mis sueños de libertad, miles de libros leídos para perderme, un día, en el verde de tus ojos. Cuando me dejaste me devolviste de golpe todas las miradas acumuladas en los años. Mientras tanto, pues nada, la hostia,  quererte, estar contigo fue la hostia.  Paré el tiempo estando contigo.

Y cuando la gente me dice que he perdido demasiado tiempo le contesto que enamorarse, luchar, escribir cartas, sonreír a la gente por la calle no es perder tiempo. Perder tiempo es hacer las miles y miles de cosas que no nos apetece hacer, vivir las pasiones no es perder tiempo, para mí no lo es. Y me acuerdo de un día, en Bolonia, en el que nosotros, los compañeros, estábamos perdiendo una asamblea política importante, habíamos decidido ocupar la Facultad y los fascistas se habían organizado con sus “trupas cameladas”: intervención tras intervención, no se sabía que hacer. La situación era dificil. Alex, el lider del “movimiento” estaba desesperado. Samanta, la situación està complicada, “hemos decidido” inscribirte como última intervención, luego se vota para la ocupación. Nada de discursos ideológicos, tienes que hablar en manera directa, la gente tiene que sentir lo que dices, nos estamos jugando la ocupación, confiamos en ti. Cogí el micrófono, hablé con el alma, en manera clara y directa y llegué al alma, al alma de la gente. Cuando acabé mi intervención casi no hacía falta votar, la gente se levantó, aplaudiendo se levantó, cruzé la mirada de Alx… “¡eres la hostia, tía!”. Alex era de familia burguesa, tenía una preparación política im-pres-sio-nan-te.
 

Alex fue mi preparador político, mi estimulo intelectual durante todos los años en que viví a Bolonia. Nunca me faltó dinero a su lado y fuímos muy felices, Alex y yo. Alex leió un comunicado excelente, durante el proceso a la Pantera, era uno de los cinco super-imputados acusado de haber promovido, dirigido y organizado en intero movimiento: "allí estaba, Señor juez, allí me encontraba… eres la hostia, tío, la hostia. Y me acuerdo de cuando, en la Facultad, la gente se levantó, aplaudiendo, y me abrazó. Pensé en mi padre, pensé en él. No podía llamarle, no podía tocar su cuerpo,… cuantas veces, cuantas veces me he preguntado, en estos años “¿qué será ahora del cuerpo de mi  padre?” Cuando me conociste era esto, piccolina, no sabía expresarlo, no hablaba tu idioma, pero cuando me buscabas, cuando me tocabas, cuando me mirabas a los ojos sabía que sentías toso esto, ¿verdad que lo sentías?  Hay momento en los que el silencio lo dice todo. Revolucionaste todo en mí, revolucionaste todo, y todo es todo…

Posted in politica y derechos humanos. | Comments Off on Militancia

Samantha.

Rollito

Post n°41 pubblicato il 26 Febbraio 2009 da viajera67

 Un rollito llamado Samantha.

Quiere darte un susto,  desea estar contigo y no sabe còmo decírtelo. Si quererte significa vivirse un rollito por ahí ella se esfuerza y busca el rollito. Piensa en ti, ve a una tía y se lanza, le gusta pero no es como estar contigo. Tiene ganas de contártelo simplemente para ver como reaccionas. Está orgullosa de su rollito.

Pasa mucho tiempo esperando tus llamadas, y no está siempre de buen humor cuando la buscas. Quisiera ser diferente pero no lo es. Te propone un viaje, cambia sus planes, su vida, pero no tiene lo suficiente para que tù te vuelvas loca por ella. El rollito ahora tiene un nombre, se llama Samantha.

Samanta la llama, la busca, la desea. Vive con Samantha lo que le gustaría vivir contigo. Samantha quiere verla, y ella no sabe qué hacer. Quiere ponerte nerviosa, por lo menos una media-tarde, tres días son muchos, se siente culpable. Quiere que le digas que te vuelves loca por soñar y estar con ella. No quiere perderte.

Si no se lanza ya está perdida, y si se lanza te está perdiendo. No sabe qué hacer. Quiere compartirlo contigo pero tú te enfadas. “¿No era ésto lo qué habíamos establecido?”, quisiera preguntarte. Pero no le sale nada. No quiere que te enfades, se muere por estar contigo, no necesita nada más.

Sabes como conquistarla, una simple llamada y ella vuelve donde mejor puedes controlar su deseo. Pero ahora no te apetece. Quieres que se viva su vida. Esperas sea ella a llamarte, cruzas los dedos y deseas che Samantha sea sólo un rollito, y que se haya ido a Bilbao simplemente para averiguarlo.

Posted in glenda | Comments Off on Samantha.

Lejos de mi.

Lejos

Post n°42 pubblicato il 01 Marzo 2009 da viajera67

Llevamos diez años sin vernos, no sé porque te fuiste cuando más te necesitaba: estaba acabando mi carrera, deseaba viajar por el mundo, experimentar y vivir cosas que quería compartir contigo. Buscaba tu mirada a cada esquina pero no la encontraba. A veces soñaba contigo, era lindo abrazarte, tocar tu cuerpo. Desde niña lo buscaba cuando me despertaba por las noches mojada en mi cama. Tenía miedo de cruzar el pasillo que me separaba de tu cuarto, deseaba dormir pero temblaba de frío, en pocos instantes podía estar a tu lado. Cogía valor y me lanzaba a buscarte.

Ahora te escribo desde tierras lejanas. Vivo en Perú, un país que antes no sabía ni dónde quedaba, no sé ni cómo he llegado hasta aquí, lejos de tu mirada. No puedo llamarte ni tocar tu cuerpo. Tengo miedo, papá.

Me acuerdo de cuando me llevabas a las playas y me enseñabas a nadar. Me mirabas desde lejos, yo buceaba y me perdía en mi deseo, era una sensación de libertad increíble; luego me regalaste una moto y te dejé solo, empecé a traicionarte.

Deseaba viajar y como no tenía plata me enseñabas a mirar el mundo con tus ojos. Eran muy lindos, en ellos cabían todos mis deseos. Sabías que iba a dejarte en algún momento, que este amor iba a necesitar otros cuerpos, me abrías la puerta deseando volver a verme algún día.

Rompiste mis cadenas y me hiciste volar. Pero antes me daba la vuelta y encontraba tu mirada, ahora prefiero seguir adelante y no pensar en lo que dejé atrás.

Estoy lejos de aquellas playas en las que nuestros cuerpos se tocaron. Lejos de ti, de aquella maldita tierra que se interpuso entre nosotros, maldito día y maldito destino.

Me abandonaste, toqué tu cuerpo y sentí frío, como cuando me mojaba la cama.Acabé mi carrera, viajé por el mundo y lo hice por ti. Ahora estoy lejos, lejos de ti y muy lejos de mí.

Posted in cuentos | Comments Off on Lejos de mi.

Lejos

lejos

Post n°43 pubblicato il 01 Marzo 2009 da viajera67

 

Paseo por las calles de Lima, veo a niños que venden, mujeres sucias y embarazadas, ancianos pidiendo limosna. Esta es mi ciudad o, mejor dicho, la ciudad en la que escogí vivir, no sé si para algunos años o para siempre. Tú no estás aquí, ahora. Vives en el otro lado del mundo, un mundo que conozco y que me pertenece, pero que ahora está lejos de mí y cerca de vos. ¿Cuánto tiempo pasará para que nuestras vidas se vuelvan a cruzar? Un año, dos tal vez, en todo caso una eternidad.

Vine aquí para huir de mi mundo y, ahora, no quisiera huir de vos. Nuestras miradas se cruzaron, por primera vez, en el sur de nuestra tierra, en el norte de nuestro mundo. La belleza de tu dolor me atrapó, pocas palabras y el deseo de volver a verte.

Y la suerte quiso que esto sucediera, pero volviste a huir: de mí, de vos y de lo que nos atrapaba. Un ultimo intento unas semanas más tarde, y por fin entendí que el miedo había paralizado nuestros cuerpos, pero no nuestros deseos. Fu una noche de luna llena, estaba en tu casa, no sé cómo había llegado hasta allí, y te pedí que te acercaras. Dijiste que sí pero tu cuerpo no se movió; el mío tampoco.

Entre nosotras un cenicero lleno de colillas, una barrera entre tu mundo y el mío. ¿Quién lo iba a quitar?, ¿Tú o yo?. Lo quité yo pero tampoco te acercaste, cinco minutos de pánico que me quitaron el aliento.

Ahora te escribo desde el sur de nuestro mundo, desde un país llamado Perú, una tierra salvaje. Aquí todo es diferente, no sabría explicarte cómo, pero, ahora más que nunca, quisiera perderme en tus ojos y amar cada rincón de tu alma.

Posted in cuentos | Comments Off on Lejos