Cantuta

Cantuta

Post n°39 pubblicato il 26 Febbraio 2009 da viajera67

Cantuta.

No sé por qué te obligué a decirme la verdad cuando hubiera sido más simple dejar las cosas como estaban. Claro, había mentiras por medio, pero yo no tenía ningún derecho a forzar tu decisión. ¿Desde luego para qué?. Sabía todo antes de que tu me lo contaras, me había pasado lo mismo, y había reaccionado como tú. Me había encerrado en mi mundo, no quería ver a nadie, sentía las manos de estos brutos buscando mi cuerpo, ni una ducha ni un viaje me hubìan quitado este olor de encima.

Peor que los moretones, fueron los insultos, me sentía culpable y sucia, pasaba noches sin dormir, y no quería admitir que todo había empezado de manera diferente. Me sentía feliz dando vueltas por Lima, una pancarta, una colecta, rodeada de gente nueva. La excusa era un tratado que se estaba firmando, me sentía chica frente a un mundo grande. Ganas de cambiarlo y trasformarlo, y no me digas que a los veinte no tengo derecho a soñarlo.

Con cuatro soles en el bolsillo rozaba la felicidad paseando por una ciudad desconocida, iba a pasar por la Nacional a buscar libros, emociones, y todo lo que cabía en el día. Fuera de mi mundo hablaba aymara, sorprendía a la gente y me sorprendía a mi misma. Becada en Lima lo estaba logrando, llevando mis “Andes” en el bolsillo.

De repente todo cambió: confusión, tristeza, unos gases mortales, empezamos a correr, no podíamos respirar, mi primer día en Lima, nos apalearon el alma, golpeándonos en la cara. Entramos en un garaje y fue allí donde me sentí morir. Se acercaron, se reían de nosotros, quería desaparecer, escapar lejos, que no se enteren mis padres y que mi hermanita duerma feliz.

Temblaba como el viento, me dolía la espalda y la garganta, ¿dónde me llevarán? ¿Qué será de mi vida?. No me hables de miedo porque tú no sabes lo qué llevo dentro, eran tres y parecían treinta, negué todo lo que pude negar, sin dormir, comer, pensar, encerraron mis sueños en un lugar que olía a muerte. Sáquenme de aquí, deseo una amiga, un abogado, una mano que me acaricie la espalda.

¿Y ahora qué? ¿Descubriste mi vida y vas a pensar que no soy capaz de volver a intentarlo?. Mira donde estoy, no creas que ganaste mi rebeldía, esta firma estropeará tus sueños, igual que los míos. Con lo que ganas tus hijos no saldrán de tu barrio, y los nietos de los que defiendes tienen futuro asegurado, y tarjeta de crédito con firma en blanco.

Te dieron las migas y aceptaste agradecido. Pero yo no las quiero, sueño un mundo donde todos, incluso tus hijos, puedan viajar al extranjero, aprender chino, y volar lejos.

Nos veremos dentro de poco, tu palabra contra la mía. Te caíste sólo y lo sabes, ¿por qué debería haberte empujado yo?. Con o sin tì este mundo no cambiaría, ¿por esto me odias tanto?. Los otros no se manchan de sangre, firman tratados, sonríen en conferencias, y envían a gente como tú a aporrear mis sueños.

Permíteme vivir lo que tú no intentaste nunca. Hazlo por este país, que necesita un cambio. Mi vida está llena de colores, no los borres marchando en uniforme. Fuera hay un mundo que nos escapa, no dejemos a otros la posibilidad de cambiarlo.

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