Deseo.

Deseo

Post n°63 pubblicato il 02 Marzo 2009 da viajera67

 

tus labios entre los mios

tu boca, tu deseo,

tu lengua entre mis piernas

y mi alma,

mi alma dentro la tuya

y deseo,

 

solo deseo

volver a sentir

el sabor de tu deseo

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La miro

La miro

Post n°65 pubblicato il 02 Marzo 2009 da viajera67

La miro desde mi cuarto,

me asombro a la ventana para oír su voz, compartir su sonrisa. Me llama mientras estoy en la pagina ciento catorce del libro de economía y entonces dejo todo y bajo a buscarla. La acaricio, pisa mi cuerpo y nos tumbándonos en el jardín mirando la puesta del sol que toca su cara. Se me ha hecho tarde, tengo que irme, me mira mientras me limpio el pelo y arreglo mis gafas. “Vuelvo pronto, lo prometo”, y me lanzo a la calle. Y allí me sorprendo pensando en ella. “¿qué estará haciendo? ¿Tendrá algo para comer?” y aunque en este mundo hay gente que se muere de hambre, hoy te compro atún, con toda mi alma.

Me llaman al teléfono y se sienta mirándome en el sofá escuchando mi voz. Nunca lo dice, se avergonzaría, pero le gusta verme reír y cuando es la mamma mejor, scrito y orale, esto le encanta. A veces se rebela, y me dice: “ya no puedo más, un día voy a mandar a la mierda tus clases de francés, tus compas feministas, y tu profe de artes marciales. Me muero por verte. Quisiera tirar la toalla y llevarte a una isla del Pacífico, una que lleva tu nombre, quedarme a solas contigo aunque fuera sólo para una noche pero sé que hasta allí buscarías tu lesbo-chat y tu clase de guitarra, te conozco.

Y lo que me jode es que me gustas así como eres, no te cambiaría con nadie y tengo miedo a decírtelo. Cada vez que te alejas cuento los pasos de tu regreso, y lo que quiero es esperarte para compartir tu vida. Lo sé que puedo pisar tu jardín, trepar tus ramas, es un privilegio despertarme a tu lado con toda la lista de la chat de los cojones, pero estás en la pagina ciento catorce de tu libro de economía y esto también me jode, tengo que llamarte para que cierres tu libro, Bayly la mujer de su hermano, Julia para un mundo de Alfredo que no se qué, Simon Bolívar el Libertador, y nunca sabré cuando te lanzarás a la calle a buscarme.

Y la verdad es que quisiera tener el valor para dejarte, para que pasases por lo menos un día sin mí, para que sea tú a joderte de una vez, pero no puedo, por Dios estás en mi vida. Y no sé porque me llamaste Glenda si la otra también se fue y tú no querías que nadie más te abandonara; te gusta llamarme con su nombre, que me acerque a ti cada vez que lo deseas.

Pero un día te voy a dejar porque quiero sentirme libre, tu misma me quieres así. La conozco la metáfora del jardín: me enseñas a trepar tus árboles porque un día quieres que lo haga sola, te fuiste de viaje y no me dijiste nada y el almuerzo me lo trajo tu amiga. Me acarició la espalda, me sirvió atún, pero no eran tus manos, necesitaba tu olor y me habías abandonado. Te fuiste al Ecuador con esta pesada que se muere por saltarte al cuello y no me digas que no que me pongo celosa y le rompo la cara. Y tampoco me hables de feminismo que no es el momento.

Te llevó a un sitio de ambiente, volviste más guapa que nunca, la reina de las bollos latinas, deseaba tener un puesto en tu lista. Te sonreí y me olvidé de todo. Me llamaste Glenda y me acerqué a tus labios, ¡Coño!, Una semana sin verte, ¿cómo puedes volver con una sonrisa así, cómo si nada? Quería decirte que te echaba de menos pero no sabía por donde empezar, y me jode que todavía tengas la foto de esta pesada de Madrid en tu cuarto. A esta también le rompería la cara por idiota y por ganas y no vuelvas con el mismo tema que tampoco ha llegado el momento.

Esta obsesión por el verde que te ha dejado ya no la aguanto más y me tiene harta casi como tu puta lista de los cojones. ¡Joder! “¡Necesitamos justicia en este mundo!”

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Luz

Luz

Post n°66 pubblicato il 02 Marzo 2009 da viajera67

Madrid, febrero del 1999.

Luz.

Luz me esperaba sonriente. Le habían dicho que alguien quería verla. Que alguien quería acariciar su cuerpo, compartir su historia, curar sus heridas. Se miró a el espejo. Se pintó los labios. Se puso color en los ojos. Estaba guapa. Y muy emocionada. Me vió desde lejo. Me reconoció. Buscò un telefonillo que funcionase y un asiento cómodo. Me sonreió. Gracias por haber venido. Me habló de sus hijos, de la miseria económica del Sur del mundo, de su vida en Colombia, de sus sueños de libertad. Me cojieron en el aereopuerto. Me asusté mucho. No estaba preparada a esto… Esperaba una vida diferente, Isabella. Me han dicho que me darán como mìnimo nueve años… nueve años… como se aguantan nueve años de cárcel? Todavía no me han hecho ni el proceso. Vi una vez a la abodada. Luego desapareció. Eres abogada Isabella? No Luz. Lo siento mucho. No soy abodada… estudié política…

No sé què va a pasar con mi vida. Leì el otro día en el periódico que nos van a rebajar la condena. Tu sabes algo de esto? Sabes algo? No, Luz. No sé nada… Lo he hecho para mis hijos… lo he hecho sólo para ellos… lo sé, Luz, lo sé… lo he hecho para que pudieran estudiar. Son muy caros los estudios en Colombia. Ahora mi hija tiene que ir a trabajar. Tiene quince años. Tiene sólo quince años. Me gustaría poderla abrazar. Poder dormir con ella, poder dormir con mi marido, con mi hijo mayor. El puede estudiar porque tiene una beca. Es muy listo mi hijo… te voy a enseñar una foto suya.

Llamarlos por teléfono cuesta mucho. No tengo plata. Aquí el primer mes te hacen trabajar gratis. Luego te dan cinco, sieis mil pesetas.. Al dìa? No, Isabella… al mes… al mes!… para ocho horas de trabajo diario…. Pero tengo que hacerlo. Tengo que hacerlo si no me vuelvo loca, si no me pongo enferma. Te tratan bien, Luz? Bueno. Antes había una guardiana que nos humiliaba. Que nos trataba mal. Era brutal. Ahora por suerte le han cambiado de reparto… Te sirve algo, Luz? Bueno. Durante la noche tengo mucho frío. No tenemos calefacción. Nos dan sólo un par de mantas pero hace frío, hace mucho frío. Tenemos que dormir con ropa, incluso con zapatos. En Colombia hace mucho calor. Es muy bonita la Colombia. Tienes que ir a Colombia… tienes que ir… .Y tu qué tal Isabella, qué tal con tu vida? Estàs casada? No, Luz. No estoy casada. Y no quiero casarme. Pensé en ti. Por un momento pensé en ti. Quería hablarle de ti pero pensé que no era el momento…. no era el momento… quería sòlo tocarte, Luz. Quería sólo abrazarte. Pero me siento impotente, Luz, me siento impotente…

No dices nada. Veo làgrimas en tu cara… me estás hablando, Luz … se te mancha la cara con el rímel… no pasa nada, Luz… esto se arregla con nada…

Me sonríes. Me encanta tu sonrisa. Me dices algo pero no oigo más tu voz. Son las seis, Luz. Son las seis de la tarde. El coloquio ha terminado. Han desconetado la comunicaciòn. Te veo sonreìr, Luz. Estás muy guapa con los labios pintados. Este maldito vidrio me empide de tocarte. Me impide de hablarte. Quería abrazarte, Luz… quería decirte que… que… lo siento Luz, no me salen las palabras… y no es porque son las seis de la tarde, Luz… no es por eso… es que me siento impotente, Luz… tendría ganas de llevarte conmigo a dar un paseo por Madrid… tendría ganas de tomar contigo un café en una de las terrazas de la ciudad… pero no puedo, Luz… no puedo… y ya que no puedo me sento impotente …me sonríes… intentaré controlar mi estado de impotencia… intentaré, Luz, intentaré… intentaré llevarme tu sonrisa por Madrid… pero no sé si puedo, Luz, no sé si puedo, quizás no soy capaz. Me siento impotente, Luz, me siento impotente.

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Puerta.

puerta

Post n°67 pubblicato il 02 Marzo 2009 da viajera67

 Bolonia, noviembre del 2001.

Cuando se te cierra una puerta se te abren otras mil,

Y cuando te digo que necesito pasear sola por esta ciudad no te estoy echando de mi vida, te estoy simplemente diciendo que contigo estas puertas no se abrirían, y mi amigo me dice que no quiere que vaya a su casa porque no tiene techo, que vive con otros mil, que durmió durante meses en un coche, que hacía mucho frío en Madrid, que ya no estoy en Madrid pero a veces me encantaría estar y llamarte y decirte que me muero para echarme al la calle contigo y para hacerte el amor, que follamos mucho pero no lo suficiente, que fuiste mi tentación cotidiana, que he querido y follado con dos tías y me sentía como te sentías tú cuando deseabas mi cuerpo y otros mil a la vez, que me han dejado las dos o he dejado yo a ellas, ya no me acuerdo, y mi amigo me vuelve a llamar para decirme que con otras diez como yo cambiaríamos este mundo, que hemos visto al cine “hijos”, los hijos argentinos y me he puesto a llorar porque allí no hay plata ni derecho, porqué escucho los Rodríguez y me acuerdo de ti, porque me han propuesto un curro en Caracas y no sé si irme pa’ allá porque aquí hemos desmontado un centro de reclusión para inmigrantes, la poli nos han cargado y denunciado pero lo hemos hecho, porqué aquí todos se acuerdan della piccola que ocupaba, luchaba y follaba como dios manda, porque me lo creí de verdad y nunca me explicaré porque no lo dejaste todo para estar conmigo, porque deseaba que me cambiases la vida aunque la vida me la cambiaste igualmente, y me ha vuelto a funcionar la cabeza que me bloqueaste en la calle que lleva su nombre, porque cuando ella se lanzó yo ya me había ido y no supe porque, porque con toda la sangre que teníamos hubiéramos podido cambiar este mundo, y pitillos y colillas en el suelo y tu color sigue en mi vida, y el techo de mi casa tiene el color de tus ojos, y si un día te olvides de todo por lo menos acuérdate de esta carta escrita en mi casa de Bolonia, y dedicada una mujer que en Madrid revolucionó mi vida,

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Lejos

Lejos

Post n°68 pubblicato il 02 Marzo 2009 da viajera67

 Madrid, octubre del 1998.

Te veo desde lejos. No me acerco. Quiero saludarte. Quiero decirte que no me importa que no te levantes, que no me importa que no quieres perder lo que tienes, que no me importa que no me llames. Te quiero. Mi vida tiene el ritmo de tus pasos, el sabor de tu sonrisa. Sé perfectamente que me quieres, aunque no me lo demuestres. ¿Es necesario demostrármelo? Tus ojos siempre me han hablado de miles de batallas, ganadas y perdidas, que nunca combatimos juntas. ¿Por qué arriesgarse a perder lo que se tiene por algo qué no se sabe?, ¿Por algo que podría ser y que nunca fue? No tenemos que demostrar nada a nadie. Sé que te importa de mí. Lo sé. Aunque no me lo demuestres yo lo sé.

Me derrumbaste en la batalla más dura, en la batalla que combatí contra mi misma. Y ganaste. Con el temor de perder lo que tenías me ganaste. Fuiste mi maravillosa “caballera inexistente”…


“el caballero inexistente es una historia sobre los distintos grados de existencia del hombre, entre la relación entre existencia y conciencia, entre sujeto y objeto, sobre nuestra posibilidad de realizarnos y de establecer contacto con las cosas…”


Calvino me habla de ti. “La voz del caballero Agiulfo llegaba metálica desde dentro del yelmo cerrado, y es que, en efecto, la armadura estaba hueca…”. ¿Y cuando se descubre una armadura está hueca qué se hace? ¿Se le pide que te llame? ¿Se le pide que se levante? ¿Se le pide qué te ayude a encontrar trabajo?


Una armadura hueca te da lo que te puede dar. Te da el sueño de vivir una gran batalla, una gran lucha, una gran historia de amor, te da la ilusión de una vida que podía haber sido y que nunca fue.


He llegado desde lejos sólo para que me invites a una coca-cola. No hace falta que te explique nada. Tú sabes lo que tienes que hacer. En esta coca-cola están concentrados todos mis sueños de lucha y de libertad. Todos mis sueños de amor para ti. ¿O no lo sabes, piba?


No hace falta leer a la historia del sicoanálisis universal para saber que cuando uno pide algo quién lo tiene, lo tiene que dar. Sin más. Cuando me conociste me invitaste a algo que tu tenías y que yo necesitaba. ¿O no te acuerdas, piba?

Ahora puedo comprarme una botella de coca-cola. La puedo beber sola, la puedo beber con alguien. Sé que un día la bebí contigo. No tengo miedo de perder esta coca-cola. Tengo sólo miedo de perder el verde de tus ojos.

Te veo desde lejos. Quiero saludarte. Quiero decirte que no me importa que no te levantes. Sé que me quieres. Aunque no te levantes sé que me quieres. He llegado desde lejos para ver el verde de tus ojos, sentir el sabor de tus labios y para beber una coca-cola contigo… ¿o no lo sabes, piba?

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Aurora

Aurora

Post n°70 pubblicato il 02 Marzo 2009 da viajera67

Entramos en un sitio de ambiente. Aurora toma asiento justo donde un día te sentaste tú, cuando todavía me mirabas con “sangre en los ojos”. Pero esto fue hace un siglo. “¿Quieres qué nos pongamos en la mesa de al lado?”. “No, Aurora, no importa”. Le enseño tu carta, Aurora me sonríe: “¿Por qué no subió a aquel tren?”. “¿Quién?”. “Tu amiga”.”No sé, Aurora, no sé”

Aurora, cuarenta y tres años, vente pasados en la cárcel, catorce meses de huelga de hambre. Me habla de su historia de vida, de su compañera que todavía está en la cárcel: “Tengo miedo de que cuando salga no esté acostumbrada a verla en la calle, a cogerle de la mano, a darle una caricia, un beso…

Ahora puedo verla una vez al mes, tenemos un “vis a vis” de dos horas. Nos preparan una habitación con cama. Concentro mi deseo en estas dos horas de visita. La veo, la abrazo, tengo un poco de intimidad con ella y las dos horas ya han pasado. Tengo que volver a mi casa, coger el autobús, regresar a Madrid y esperar otro mes más para estar otras dos horas con ella…

Y pienso, pienso no haberle dado lo suficiente, no haberle dicho lo importante. Entonces tengo que escribirle una carta, esperar una respuesta. Pero lo que quiero es tocarla, pasear con ella, abrazarla por las mañanas…

Discutimos mucho, ella y yo: por carta, por teléfono, en la cama. Ella lucha para la independencia vasca, es de la ETA, para mí es prioritaria la lucha de clase. Luego, no sé, otras cosas. Cuando ella salga yo quiero seguir luchando, a ella tal vez le apetezca llevar una vida “normal”, pasar más tiempo con su familia, con sus amigos. Yo no estoy preparada para esto…”

“¿Cómo pudiste aguantar catorce meses de huelga de hambre?”. “La cárcel es una lucha cotidiana segundo por segundo, instante por instante. Estuve catorce meses en la cama: catorce meses sin levantarme, sin leer un libro, sin darme una paseo con mis amigas. Cuando me pusieron de pié, me mareé. No estaba acostumbrada a la tridimensionalidad. En la cama todo me parecía tan inmensamente grande. Yo me sentía tan inmensamente pequeña. Mi cuerpo era pequeño…

Nos alimentaron a la fuerza, no podían permitirse otros muertos en huelga de hambre”. “¿Y en que pensabas durante todo este tiempo?”. “No sé, la cabeza daba vueltas y vueltas. No me acuerdo en que pensaba, ¡ah, sí!. Pensaba en los otros compañeros en huelga de hambre. Los sentía muy cerca en la lucha”

“¿Cómo fue que tomaste la decisión de entrar en una organización armada?”. “No sé, estaba acostumbrada a la lucha social. A los catorce años empecé a trabajar en una fábrica, me daban asco los dueños, no soportaba la miseria de la clase obrera. La cosa que me pesó muchisimo en la clandestinidad fue la condición de aislamiento en el que teníamos que vivir. De repente tuve que abandonar a mis amigos, a mis compañeros. Cuando veía desde lejos una manifestación no podía acercarme. ¡Esto fue horrible!…”

“¿Pensaste en algún momento en abandonar la lucha?”. “¡En ningún momento!”. “¿Tuviste miedo?”. “Era la responsable militar del grupo armado. ¡Era la única mujer en España y probablemente en Europa a tener un cargo político y militar tan alto! ¿Tenía miedo?. ¡Sí que lo tenía!. Por mí, por mis compañeros. Cualquier acción podía costarnos la vida…

“¿En la cárcel tuviste otras historias con mujeres?”. “No fue simple!. Pasé los primeros diez años en pensar en mi identidad sexual. Siempre me habían gustado las mujeres pero tenía otras prioridades. Antes de la vasca tuve una historia con una mujer, pero era muy joven y no tenía las cosas claras. Ahora estoy mejor, con la vasca estoy mejor. La conocí en la cárcel, paseábamos juntas durante las horas de aire. No me atrevía ni a cogerla de la mano, luego nos encerrábamos en los baños a vivir nuestra intimidad. Bonito, ¿verdad?

Una noche, en la calle, caminando hacia mi casa, vi una pareja de chicas que se tocaba y se daba besos con absoluta tranquilidad. Volví feliz a mi casa. Pensé qué era posible vivir lo que se deseaba. La cosa que no me explico es por qué tu amiga no subió a aquél tren”. “No lo sé, Aurora, no lo sé. Y no vuelvas a preguntármelo que no lo sé.

¿Y tú por qué subiste a aquel tren?” “¿A qué tren?”. “Al tren de la lucha armada”. “No sé. Aquél tren se me paró adelante, tenía que tomar una decisión rápida. Aquel tren podía irse sin mí y sin muchos más. Esto habría cambiado poco en la historia del movimiento revolucionario español, pero habría cambiado mucho en la historia de mi vida…

No fue simple. Tenía dudas, miedos, tenía una hija, una vida en la calle. Pero aquél tren me miraba, esperaba una respuesta, una respuesta rápida…” “¿No piensas que pagaste un precio muy alto para haber subido a aquél tren?”. “Desde un punto de vista personal sí, pagué un precio altisimo!. Pero el sistema, cualquier sistema, tiene que imponer precios altos a toda la gente que no se conforma, a toda la gente que lucha para realizar sus sueños. No opinas lo mismo, Paquita?…

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Money.

Dinero

Post n°71 pubblicato il 02 Marzo 2009 da viajera67

Madrid, julio del 1998.

Me has enseñado que los sueños se compran con dinero.

Que los billetes de aviòn se pagan con dinero. Que la ropa, los coches, las papas, los zapatòs, cuestan dinero.

Me has enseñado que mi amor no tenìa dinero. Que mi pasiòn, mi vida, mis deseos eran sueños sin dinero. Me has insegnado que sin dinero no te podìa tocar, nì desear, ni soñar. Ni quedar una tarde contigo, nì llamarte por telefòno, nì saludarte por la calle. Ni bañarme en la cristalina agua de tu meravillosa piscina.

Me has ensegnado que yo, sin dinero, no esistìa.

Y  me has dejado y humiliado.

Ahora tengo dinero.

Tengo dinero para viajar, soñar y crear. Tengo dinero para comprar aquel tiket que tanto deseabas. Para comer en aquèl restaurante que tanto te gustava. Tengo dinero para comprarte ropa, y libros, y sueños.

Tengo dinero para cines, teatros, museos.

Tengo dinero para irme a Londres, Paris y Saigon.. .

Tengo dinero para merecerte, llamarte y desearte.

Tengo dinero para soñar tus sueños, vivir tu vida, realizar tus deseos.

Tengo dinero para quedar una tarde contigo.


Pero no me apetece, ahora ya no me apetece…

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La fumeuse

la fumeuse

Post n°72 pubblicato il 02 Marzo 2009 da viajera67

 Lima, junio del 2006.

La fumeuse

La première fois que je me suis allumée une cigarette, j’avais trente et un ans et je vivais à Madrid. C’était un jour de soleil, et je me promenais avec ma petite amie, qu’était espagnole, dans le quartier latin. Nous sommes allées dans une cafétéria pour prendre un café et pour parler de nous. Elle aimait beaucoup fumer, et m’a demandé : « tu as du feu ? ». À cette époque, je ne fumais pas, mais j’adorais lui allumer ses cigarettes, parce que je pouvais m’approcher de son visage, de ses yeux verts ; je pouvais lui sourire, et lui dire quelques choses à voix basse. J’avais acheté un briquet rouge, et je le portais toujours dans ma poche droite. Cet après-midi, elle me regardait et me souriait plus que les autres jours, et quand elle m’a demandé du feu c’était comme si elle m’invitait chez elle. Je la désirais beaucoup, j’avais envie de passer un après-midi chez elle ou chez moi, et alors je lui ai pris la cigarette de sa bouche, je l’ai portée à ma bouche, j’ai pris mon briquet rouge, je l’ai allumée, je lui ai souri, et je lui ai dit : « si tu veux fumer, tu dois aspirer l’air que sort de ma bouche » . Elle était heureuse, parce qu’elle ne m’avait jamais vu fumer et savait que je le faisais pour l’amuser. Nous avons fumé cette cigarette ensemble, je lui prenais la cigarette de la bouche et elle de la mienne. Une fois, deux fois, nous nous amusions ensemble, les gens nous regardaient. Ensuite, elle m’a dit : « c’est un jour de soleil, pour que nous nous promenions dans la ville ? ». Nous sommes allées dans le parc du « Retire », le plus grand parc de Madrid. Il y avait des gens qui lisaient, qui couraient, qui parlaient, qui jouaient, qui se promenaient, qui regardaient les fleures. Nous nous sommes assises sur un banc et elle s’est allumée une autre cigarette. Je lui regardais et pensais que quand elle fumait rêvait de ses livres, de sa vie, et de notre histoire. Elle était très belle, et quand elle fumait, plus encore.

Quand nous dormions ensemble, chez moi ou chez elle, les matins je lui apportais le petit déjeuner dans la chambre : café, lait, biscuits, jus d’orange, pain, beurre, marmelade. Quand elle avait bu du café au lait et mangé quelque chose, elle cherchait une cigarette, elle avait un air très bizarre, ne disait rien, comme si elle était encore endormie, me regardait, me souriait. Je prenais le briquet et allumais sa cigarette, je voyais comme la fumée sortait de sa bouche, elle jouait, se réveillait et me disait : Bonjour, ma princesse, comment Ça va ? Je savais que la fumée de sa cigarette circulait dans son sang et elle pouvait parler, sourire, se doucher, s’habiller et aller au travail.

Petit à petit, j’ai commencé à fumer avec elle, surtout pendant les nuits, quand nous nous couchions ensemble, nous lisions un livre de Cortázar ou une poésie de Benedetti. Nous parlions de nos projets, de nos voyages, de notre vie ensemble. Nous discutions d’art, de politique et de littérature, « tu as une cigarette? Ou est le briquet? » Nous fumions ensemble, chez elle ou chez moi, nous étions heureuses.

Au début, j’ai commencé à fumer pendant les nuits, ensuite à chaque moment de la journée : les matins, les après-midi et les soirs. Je suis devenue une fumeuse habituelle, je ne fumais pas seulement pour le plaisir, mais aussi par le besoin. Si je n’avais pas de cigarettes je sortais pour les nuits pour les acheter, je pouvais supporter la faim, la soif, le froid, la chaleur, mais pas le manque de cigarettes.

Les années ont passé, et j’ai fumé par ennui, par bonheur, en pensant à quelqu’un ou à ma vie, pour attendre une visite ou un appel, pour commencer ou terminer un livre ou un chapitre, pour attendre la nuit ou le matin, pour digérer Ça que j’avais mangé, pour me promener dans la ville, pour regarder un paysage, un tableau ou une amie dans la rue, pour rêver une vie différente, par tristesse, nostalgie et mélancolie. Petit à petit mon corps s’est habitué à la fumée des cigarettes, j’avais besoin de fumer á chaque moment de la journée.

Maintenant, j’ai décidé d’arrêter de fumer. Ce n’est pas impossible, mas c’est difficile. Quelqu’un un jour m’a dit : « c’est plus difficile d’abandonner une mauvaise habitude qu’une grande passion ». Je pense qui il avait raison.

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Ou vivre?

Ou vivre?

Post n°73 pubblicato il 02 Marzo 2009 da viajera67

 Lima, mayo del 2005.  

Pour vivre au sud de notre monde, il faut du courage et de la patience. Combien de courage ? Beaucoup de courage ! Et de patience ? Assez de patience ! Pourquoi ? Parce qu’ici tous les gens n’ont pas de l’argent ni de la culture, et c’est difficile d’avoir des amis véritables. Nous avons vécu au Nord, où presque tous les gens ont un travail sûr, une vie confortable, les droits du travail et existentiels. Les enfants des ouvriers et des paysans, peuvent aller à l’école et à l’Université publique. Les services de santé sont bonnes et efficaces, les anciens et les enfants ont des espaces publics pour passer leur temps libre. Ce n’est pas le paradis terrestre, mais la majorité (plupart) des gens vit bien. En Europe et aux Etats Unis nous avons des droits spéciaux pour les femmes, mariées et célibataires ; pour les minorités linguistiques, religieuses, sexuelles et de race. Dans le Nord, nous avons beaucoup de problèmes aussi, parce que l’intégration entre différentes cultures n’est pas facile. Mais tous les huit mars, les vingt-huit juin, les premier de mai ; les femmes, les gays les lesbiennes, les ouvriers manifestent et déclarent leurs droits et leurs différences. Les gens s’occupent de la politique et luttent pour améliorer leurs vies et la vie des autres.

Mais toute la richesse du « Premier monde » s’est construite avec la spoliation du « Troisième monde », durant de nombreux siècles. C’est vrai qu’aujourd’hui nous ne sommes pas responsables de cette spoliation, mais nous vivons dans une société riche et opulente, qui nous remplit la bouche et nous vide la tête, pour justifier la spoliation, les guerres, la pauvreté et la misère d’autres parties du monde.

Beaucoup de gens du sud du monde veulent vivre au nord pour améliorer leurs conditions de vie, mais nous sommes jaloux de notre richesse et de notre style de vie, et souvent nous leur repoussons et leur refusons les mêmes droits que nous, comme le droit à la maison, au travail, à la santé, à une vie digne.

Pour cette raison, beaucoup de gens « sans papiers », avec d’autres gens politiquement impliqués, ont occupé des maisons, des rues, des gares, des usines et des églises à Paris, Rome et Madrid pour dire à tout le monde : Nous sommes tous clandestins, aucun être humains est illégal. Nous voulions un monde plein de couleurs, et non un monde en blanc et noir.

Pour ces raisons, c’est difficile aussi, pour un/une européen/européenne ou nord américain/américaine de vivre au sud de notre monde. L’intégration est difficile, et, quelque fois, impossible. La culture et la bonne volonté sont les uniques réponses et solutions à tous les problèmes et questions que nous avons, ou que nous voulons avoir. Un monde différent est possible, mais nous devons lutter pour le construire.

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La beauté.

La beauté.

Post n°74 pubblicato il 02 Marzo 2009 da viajera67

Lima, abril del 2006.

La beauté.

L’idée que nous avions de la beauté a changé pendante les dernières années, pour les effets positives et négatives de la globalisation, pour la diffusion de la culture, et pour la lutte social des mouvement, surtout féministes.

Aujourd’hui, une idée courent est que «  est beau ce que nous plait », et nous avons surmonté la dualité : « noir et rouge, beau et laid, pauvre et riche », qui restent toujours dans les manuels des psychiatres obsédants, mais pas dans nos vies. Nous explorons des nouvel chemins, qui nous portent á vivre une vie plus simple et plus pleine, sin penser á ce que nous devons faire selon la société, la famille, l’école et l’Eglise. On partant de ces principes de liberté, créativité, et pluralité, tout est possible : dans notre vie social et personnelle.

On parlant de notre corps : je suis maigre ou grasse, j’ai vente ans ou quarante, j’ai des rides ou ma peau est lisse, je suis blonde ou brune, rouge ou noir… Nos miroirs nous disent que il faut affronter dignement le temps qui passe, et le changement de notre corps et de notre vie intellectuelle et social.

Dans quelques pays développé, mais aujourd’hui dans les autres pays aussi, la société consommé, capitaliste et patriarcale a crée les maladies du siècles : « l’anorexie et la boulimie » qui affectent surtout les jeunes filles. Elle veulent fermer la grossire de ses corps, refus les repas, craintes grandir et affronter la dure et compétitive société des consomme. Le succès, la publicité, la séduction corporal… tout ça porte ses jeunes filles á maigrir tant, qu’elle ont besoin, plus tard, de recourir á des clinique spécialisés pour leur maladie, pour ne pas mourir de faim et d’ennui.

La publicité de la femme âgée qui montre orgueilleuse ses ride, á mon avis, c’est une manière jolie et drôle que nous avons pour affronter nos mirage, nos peurs, et pour braver avec dignité nos ans et notre vie.

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