Si pudiera.

si pudiera

Post n°60 pubblicato il 02 Marzo 2009 da viajera67

Si pudiera vivir nuevamente mi vida, me acercaría más de prisa a tus ojos, buscaría el sabor y el olor de tus labios, leería más libros, haría más viajes, te diría en una tarde de agosto, “no te asustes si no sabes quién soy, como me llamo, adonde vivo, no te asustes, por favor, si te digo que te quiero. Lo sé, no te conozco, pero sé que te quiero, y no puedo esperar mañana ni pasado mañana para decirte que te quiero. Y ya sé. Ya sé que has leído muchos libros, que has soñado muchos sueños. Ya lo sé. Se te ve en la cara, se te ve en la sonrisa. Ya sé que tocas la guitarra, que paseas mucho por la ciudad y que te gusta mucho el mar. Ya lo sé. Ya sé que me siento perdida frente a tu mirada. Ya lo sé.

Lo siento mucho si te sientes incomoda in este momento. Pero no puedo mirar a otro lado. No puedo. Ya sé que no puedo. Y sé que si pudiera vivir nuevamente mi vida, me gustaría encontrarte en Almería, en la playa desierta de San Pedro. Tú, mujer de arena, que esperas que llegue la noche para mirar las estrellas del mar y sentir las olas del viento. Ya sabes que llegaré a buscarte, no sabes como, no sabes cuando, pero sabes que un día llegaré a buscarte. Ya lo sabes, ¿verdad?

Paseando por las calles de Madrid pienso en tu mirada, pienso que me gustaría encontrarte por la noche, y sí que estoy en tu barrio, que estoy cerca de tu casa, pero tal vez estés dormida, tal vez estés en otro lado. Y estoy leyendo un libro de pasión, un libro que habla de la historia de un tío que se enamora de una mujer misteriosa y la busca, la busca desesperadamente en cada rincón de su alma. Un amore folle. Una passione che ti cambia la vida. Tengo que leer este libro, tengo que comprarlo aunque haya entrado en la librería para “la vida es sueño” de Calderón de la Barca. ¡Sí! La vida es sueño, pero las pasiones te ayudan a vivir los sueños. Entonces voy con las pasiones, y Yolanda me dice que este autor (Antonio Soler) está de moda. Y yo también quiero estar de moda. Entonces voy a comprarme un traje de verano porque mañana tengo que salir y entrar en un sistema llamado FIAT y quiero sentirme a gusto! Y no! Ya sé que no me he comprado el traje por esto! Lo he comprado porque tú me diga que te gusto, que te gusto mucho y que soy divertida como cuando te imagino en un campo de margaritas desajollando hojas te quiero-no te quiero, te llamo-no te llamo. Es éste tu campo, amore mío? Sí! Lo de al lado lo acabé la semana pasada! Jolín cuánto te quiero!

Y si pudiera vivir nuevamente mi vida me gustaría haberte conocido cuando era una super militante roja y feminista en una ciudad desconocida del Sur de Italia, cuando tenía quince años y pensaba que era justo bloquear los trenes de la ciudad para impedir la construcción de la central nuclear, o cuando tenía veinte y pico años y pensaba que era justo ocupar las universidades para impedir la privatización de la cultura. Era justo. Era justo luchar. Era justo dejar el mar de mi pueblo para encontrar, en Madrid, la playa de tus ojos. Era justo encantarme con tus manos llenas de música y de sueños en una casa ocupada de mujeres. Eran tus manos, eran solo tus manos. Eran tus sueños, eran sólo tus sueños.

“Me habías cambiado. No, tú no esperabas, tú ibas al encuentro de las cosas; te inventabas los días. No te aguardabas a ver qué te depararía la próxima jornada. Entrabas en ella a saco, la forzabas a ser; la magnificabas, la consumías con fruición. Provocabas, incitabas, creabas. En pocos instantes, la habitación quedaba revuelta, modificada. Ponías tu música y nos tumbábamos allí. Era delicioso. Ofrecía tantas sugerencia aquel revoltijo incalificable. ¿Un almacén? ¿Un campo de refugiados en oriente? Imposible imaginar que aquello pudiera volver a su orden perfecto de origen. “¿Pero bueno, mujer, ¿es que nos hemos trasladado también de existencia?”

Si pudiera vivir nuevamente mi vida me gustaría encontrarte en Madrid, en una casa ocupada de mujeres. Me gustaría verte tocar la guitarra con un grupo de amigas. Me gustaría decirte en la escalera de mi casa, unos días después, que te quiero, que no te conozco, que no sé cómo te llamas, no sé cómo vives, no sé que sueñas, pero te quiero. Sólo sé que te quiero.

This entry was posted in glenda. Bookmark the permalink.