Recuerdos

recuerdos

Post n°17 pubblicato il 26 Febbraio 2009 da viajera67

Recuerdos.

Tenía sólo ocho años, y me cuenta que aquel día, ocho de septiembre del 1943, corría feliz en el campo. La guerra había terminado, ya no más aviones, bombardeos y noches desveladas esperando la luz del día. Era feliz y no sabía por qué. Todos se abrazaban y gritaban: ¡ha terminado, la guerra ha terminado!

Ahora tiene casi setenta y soy yo quien le cuenta cuentos sobre la guerra. La guerra de España, julio del ’36, marzo del ’39. El golpe de estado de Franco, la lucha de los republicanos, las brigadas internacionales, el enfrentamiento entre troskistas, anarquistas y estalinistas. A veces el cuento se me complica tanto que me pregunta: “¿quién ganó?”. Cuando le contesto que ganó Franco, se me pone triste. Luego es difícil llevarla de paseo y robarle una sonrisa. Entonces le digo que ganaron los republicanos, que en Guernica el pueblo se rebeló y que Picasso pintó un cuadro maravilloso en honor a su lucha. “¿Entonces ganamos nosotros?”. “Sí, mamá, así fue”.

Y quiere que le lea unas poesías de García Lorca, del hombre que nadie pudo fusilar, y poco le importa que amó a otros hombres. “Cuando hay amor, hija, Dios no juzga”. Le fascina cuando le pongo un video de la Pasionaria y la observa mientras abre las cárceles y libera a presos vascos. “Pónmelo otra vez, hija, esto me gusta”. “¿Fue ella la que gritaba: no pasaran?”. “Sí, fue ella”. “¿Y qué pasó con Franco?”. “Murió como Mussolini en Milán. Lo colgaron de pies arriba, cabeza abajo con su amante y sus colaboradores”. “¿Cómo los cerdos que tenemos en el jardín?”. “Sí, mamá, como ellos.” “¿Y Franco dónde lo colgaron?”

“Franco se disparó un balazo en la cabeza unos días después de la muerte de Carrero Blanco, su brazo derecho, que el pueblo “hizo volar” en una calle de Madrid. Lo colgaron en la plaza central de Guernica, allí está su tumba. En Barcelona ganaron los anarquistas, los que se visten de negro, pero de los buenos”. “Sí, hija, porque aquí los negros eran malos. Como nada te sacaban de tu casa y te fusilaban. Yo tenía un tío abuelo antifascista, se lo llevaron y nunca más regresó.”

“En Madrid ganaron los rojos, mamá. Al grito de la Pasionaria la gente bajó a la calle, cogió los fusiles y los paró. Tuvieron que huir pero nadie les disparó. Se escaparon por los Pirineos, llegaron a Francia, empezaron una vida nueva”. “¡Qué bueno, hija, porque la gente no sabe qué terrible es la guerra!”.

“Yo me acuerdo que no había pan, no había luz y los niños no iban a la escuela. Bombardeos, casas destruidas, la gente tenía miedo. No leía, no se informaba, sólo levantaba el brazo por miedo a la muerte. Y las monjas te obligaban a rezar, como si juntando las manos se hubiera podido cambiar algo. ¡Qué lindo país España!. Me gustan los cuadros de Dalí, el excéntrico que vivía en Cadaqués, y los palacios de Gaudí. Regresaremos allí antes de que te vayas, ¿verdad?”

“Claro, mamá, sobre todo ahora que el pueblo votó contra la guerra y los homosexuales pueden casarse”. “¿Allí se puede?. ¡Qué lindo!”. “Yo no me hubiera casado con tu papá si hubiera podido. No que no lo quisiera pero ahora las mujeres pueden experimentar, convivir, decidir si tener un hijo, dos, o viajar durante toda la vida. Yo conocí sólo a un hombre, no era malo pero cuando me casé no sabía nada de nada; ahora soy vieja y me arrepiento”. “Nunca es tarde, mamá”. “Bueno, pero tú que puedes, aprovecha”.

“Cuéntame de toda la gente que conociste y que ganó la guerra, hija, ahora estoy esperando que se caiga este impresentable que tenemos en el gobierno, este fascista. Apoya una guerra que no sabe ni dónde está y nunca le faltó pan en su casa. No lo soporto. En Bagdad los niños se mueren y aquí parece que no pasara nada. Estoy esperando que lo echen para festejar con mis amigas, para reunirnos y contarnos unos cuentitos. Pero de los lindos, los feos no nos gustan. Cuando no sabemos por donde empezar recordamos aquellos días de septiembre, cuando echamos a los nazis. Desde entonces no tuvimos apagones y pudimos vivir la vida de otra manera, con mucho amor y esperanza en nuestro futuro. ¿Un día me llevas a Guernica a ver dónde colgaron a Aznar?”. “No, mamá, allí colgaron a Franco”. “Bueno: Aznar, Franco, a veces me confundo… ¿Me cuentas otro cuentito, hija?”

Apéndice:

Después del Golpe de Estado de Francisco Franco, la España vivió tres años de guerra civil (julio ’36 – marzo’39), y cuarenta años de dictadura militar. Franco, el “Caudillo”, nombró a Carrero Blanco su sucesor. La ETA, el grupo armado independentista vasco “hizo volar” a Carrero Blanco, con su auto, en una calle de Madrid. La ciudad de Guernica, en el País Vasco, fue totalmente destruida por los bombardeos nazis. Tras la muerte de Franco, (que murió en su cama el 26 de noviembre del 1976) tuvieron que convocar elecciones democráticas. Su cuerpo se encuentra cerca del Escorial, a unas horas de Madrid, en el “Valle de los caídos”, así llamado porque para construir semejante mausoleo, murieron unos cincuenta mil antifascistas. El poeta republicano García Lorca fue disparado cerca de Granada, poco después el comienzo de la guerra civil española.

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