Anarquista y sex worker.

puta y anarquista

Post n°10 pubblicato il 24 Febbraio 2009 da viajera67

 

Frente de Aragón, mayo del ’37.

Guerra civil española.

Diálogo entre una Prostituta y una Anarquista.

P.- No me mires así, Lucía.

A.- ¿Estuviste con Paco?

P. – No es asunto tuyo.

A. – Con Paco, con Juan… Dime: ¿Les cobraste?

P. – ¿Qué más te da?. Aquí vamos a morir todos.

A. – Estamos en plena revolución. Los compañeros no pueden contagiarse.

P. – Con pulgas y piojos me siento peor que en Barcelona.

A. – Ya sé: el frío, los fascistas… esta maldita guerra no acaba. Tienes que aguantar, compañera..

P. – ¡No me llames así!. ¡Yo no soy compañera de nadie!

A. – ¡Mira guapa, que aquí nadie está por gusto!.

P. – ¿Y tú qué? ¡Anoche te vi con Ramón!; ¡No lo niegues que se enteraron todos!.

A. – No vamos a comparar. Ramón es mi compañero, lo era desde antes…

P. – ¡Estoy harta de toda esta hipocresía! ¿Si quiero echarme un polvo tengo que consultarme con el Comité Central?

A. – No me lo pongas difícil. Sabes que la prostitución está prohibida.

P. – ¿Y quién la prohibió?

A. – Ya te dije: los hombres se están muriendo en mancha…

P. – No me eches la culpa…

A. – No es cuestión de culpa…

P. – ¿Y qué? ¿Nos vamos a encerrar en un monasterio?.

A. – Las monjas se están llevando la peor parte. Desde luego apoyan a Franco y a todos los fascistas de Europa.

P. – Pobrecitas…

A. – Reza por ellas, si tanto te importan.

P. – Aquí tengo un rosario.

A. – ¡Ahí, noooo! ¡Una puta con rosario!. ¡Sólo esto faltaba!.

P. – ¿Está prohibido rezar?

A. – Sólo los fascistas van a la iglesia.

P. – ¡No es verdad! !Yo iba con mi abuelita, cuando era niña!

A. – ¿Y luego qué? ¿Te perdiste en el camino?

P. – Mira donde estoy. ¡Disparando a los fascistas que tanto bien me hicieron!

A. – ¡No hables así, joderrrrr! Estos cerdos prepararon el golpe y mataron a niños inocentes..

P. – Lo siento, Lucía. Es que cuando me siento sola digo tonterías.

A. – ¿Por qué viniste al frente, entonces?

P. – Para estar contigo, Lucía

A. – No me mires así. ¿Que’?,¿Eres lesbiana?

P. – ¿ Esto también está prohibido?

A. – No lo sé Lola, no me compliques la vida.

P. – Y suerte que vine con los libertarios… Aquí la anarquía está tan muerta como la vida misma.

A. – Lo siento, a veces no sé lo que digo.

P. – Somos dos.

A. – Esta guerra nos está matando por dentro. Nadie nos vende armas, Italia y Alemania apoyan a Franco.

P. – ¿Y los rusos?

A. – No me hables de ellos, que son los peores. Les dimos toda la plata del banco y enviaron sólo burócratas asesinos.

P. – Es complicada la cosa.

A. – Estamos solos, Lola.

P. – Abrázame, Lucía.

A. – Stalin nos traicionó.

P. – ¿Este hombre con bigote?

A. – Él.

P. – A mí siempre me dio mala vibra. Yo a los hombres me los imagino en la cama, haciendo cositas; y cuando no me los puedo imaginar así pienso que son malos. Deformación profesional.

A. – Eres tan guapa, Lola.

P. – Ahora me sonrojo.

A. – ¿Tú?

P. – Bueno, soy puta pero contigo es diferente.

A. – No hables de eso con nadie.

P. – ¿Y con quién lo voy a hablar? Aquí estamos más solas que la una.

A. – ¿Y si nos fuéramos a México?

P. – ¿Allí que hay?

A. – Hay un presidente que nos apoya.

P. – ¿Tiene bigote?

A. – No tiene. Allí hay artistas, gente revolucionaria.

P. – Si lo dices tú… Con la política no me meto.

A. – Lola, tenemos que irnos, están disparando…

P. – ¿Me enseñas a manejar un fusil?

A. – ¿Quieres matar a los de enfrente?

P. – Si dices que los fascistas son malos, te creo.

A – Son asesinos, matan a gente inocente. Piensa en Guernica, en Madrid…

P- En la cama me parecían buenos…

A- La cama no es todo…

P- Puntos de vista… Ven aquí, déjate acariciar.

A- Me pones nerviosa. ¿Tienes un pitillo?

P. Todo lo que quieras… Relájate.

A. ¿Me enseñas algo?

P. – ¿Qué te puedo enseñar?

A. – A sentirme libre…

P. – De eso no sé. Soy sólo puta, Lucía.

A. – Yo también quiero serlo.

P. – ¿Para sentirte libre?

A. – Sólo contigo.

P. – Entonces no eres puta.

A. – No me compliques las cosas. Vamos, pásame el fusil.

P. Quedémonos un ratito más. Te quiero, ¿sabes?.

A- Yo también te quiero.

P. ¿Desde cuándo?

A. Desde siempre…

P. – ¿Puedo ser puta y anarquista?

A. – ¡Claro que sí! . Cuidado Lola, están cerca. No quiero que te maten.

P. – E yo que quería vivir de amor…

A. – Eso también es amor…

P. – Si lo dices tú… Pásame las municiones, vámonos al frente.

A. – Con cuidado, amor.

P. ¿Sabes qué?. Me muero por tener una cama limpia, una bañera…

A. – ¿Nada más?

P. – Una puta que me enjabone y que luego me lleve a México.

  1. – Aquí la tienes. Nos vamos a morir de todas maneras, Lola.

P. – ¡Malditos piojos! ¡Son peores que los fascistas!

A- No bromees, ¡No hay nada peor que ellos!

P. ¿Por qué no me lo dijiste antes?

A. ¿Qué?

P. ¡Qué me querías!

A- ¿Hubiera cambiado algo?

P- Hubiera cambiado todo…

A- Podemos colectivizar el amor…

P.- ¡Estoy harta de palabras!

A- ¡Scífff! ¡Se están acercando! Cuidado, Lola.

P. No quiero compartirte con nadie…

A- Ojalá salgamos vivas de este infierno…

P.- ¡Ojalá te enjabone esta misma noche!

A. – ¡Por la bañera, entonces!

P. – ¡Por la bañera!

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