Fulanito

Fulanito.

Madrid, 8 marzo 1998.

El 8 de marzo no es mi día. Fulanito me trae el café a la cama, me habla del patriarcado, de la lucha de clase, de sus proyectos de vida. Luego me coge de la mano y me acompaña sonriente a la mani.

Pero Fulanito nunca habla de las violaciones a las mujeres con sus compas de lucha autónoma, ni interrumpe a los pibes cuando utilizan un lenguaje sexista, ni mueve un dedo para que las mujeres tomen la palabra en las asambleas. Nosostras también tenemos privilegios en esta sociedad sexista !claro que sí Fulanito!…

Tenemos el privilegio de llorar, de manifestar nuestros sentimientos en público, de dormir con nuestras amigas, de hablar libremente de nuestra sexualidad. Fulanito habla, habla siempre. De hombres y de mujeres, de clase y de género, de género y de clase, de lo que siento, de lo que vivo, de lo que sueño. De lo que quiero, de cuánto lo quiero…

Fulanito me ahorra el estrés de pensar, el estrés de vivir. Es dificil coordinar a los varios colectivos, llevar a cabo una asamblea política, organizar la lucha… y bla… bla… bla… Claro, Fulanito. Hace años que estoy en el movimiento para ahorrarme el estrés de organizar la lucha. Hace años que me encanta calentar la silla en público y la leche en privado. Hace años que vivo feliz en la sombra de tu sombra.

Y este 8 de marzo quiero ir sola a la mani, querido Fulanito. Puedes hablarme del patriarcado en otro momento, puedes levantar el culo en otras ocasiones. A mí me apetece buscar a mis amigas, escuchar sus palabras, inventar con ellas enuevas formas de lucha, nuevos estilos de vida.

el café está frío, cuando despiertes caliéntate la leche. Yo ya me he ido, Fulanito, ya me he ido.

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