Noche

la noche

Post n°32 pubblicato il 26 Febbraio 2009 da viajera67

Despertó a las seis de la tarde, cansada y medio deprimida, no tenía ganas de pasar una noche de juerga con sus amigos, regresar borracha a las seis de la mañana fingiendo haber vivido uno de los mejores día de su vida, y eso si le iba bien, porque seguro que Juan le propondría dar una vuelta en carro hasta el amanecer. Final de año, de siglo y de milenio, todo el mundo estaba excitado, excepto ella.

Volteó en sus sábanas, las seis y quince, bostezó, prendió la luz y deambuló hasta la cocina. Necesitaba un café, una ducha y un par de pitillos para despertarse del todo. Prendió la radio y empezó a bailar, quería quedarse toda la noche allí, mirándose al espejo, para no pensar en nada, a las ocho iban a recogerla, tenía todavía un par de horas libres.

Cruzó las piernas y tragó el café, el humo del cigarro inundaba el cuarto, podía todavía cambiar algo en su vida. Inventar una excusa no era el caso, Juan se hubiera enfadado y estaría de hocicos durante un par de meses, tenía que casarse con este hombre, pasar con él el resto de su vida. Levantó el volumen del equipo, más pitillos y más café, una vida nueva por delante.

Quince para las siente y todavía no se había duchado ni arreglado, tenía miedo de quedarse sola, en el fondo Juan le arreglaba la vida, era una hipócrita, estaba con un hombre que no quería. Se miró al espejo. Hace años era capaz de viajar por el mundo sola y ahora no se atrevía a pasar un fin sin las llamada de Juan. La siente y quince, apaga el cigarro y entra en la ducha.

Alguien toca el timbre, sale mojada y se asombra a la ventana. Ve a una mujer bien vestida, zapatos rojos, collar de perlas, intenta llamarla pero la mujer no la oye, se acerca al timbre, le abre el portal y la deja subir. Siente el ruido de sus pasos por la escalera, un cuarto para las ocho, tiene que vestirse y no le sobra tiempo.

“Esta Luisa en casa?” pregunta la mujer. “Aquí no hay ninguna Luisa, aquí vivo yo, compré esta casa hace un par de años”. “Lamento molestarla aquí vivía una tal Luisa hace unos años, la perdí di vista y quería darle una sorpresa. Disturbe la molestia y justo un día como esto. Tiene que estar ocupada, imagino”. “la verdad sí, pero si me espera un momento me arreglo y nos tomamos algo juntas, ¿qué le parece?” “Yo encantada, no tengo ningún plan para esta noche”.

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