Un bastòn.

Bastòn

Post n°56 pubblicato il 02 Marzo 2009 da viajera67
Un bastón contra la pared marca tu territorio,


no tienes casa, duermes en la calle, nuestras miradas se cruzan cuando salgo para darme un paseo o cuando bajo a comprarme un pastel. Intento no mirarte pero tus ojos me buscan, me siento cobarde, acabo de ducharme, de preparar mis clases en la universidad, vives en la esquina de mi casa. Te miro desde mi balcón por las noches, luego cierro la ventana porque hace frío y pienso en ti. Quisiera bajar a darte una manta pero no me atrevo, nunca seremos amigas, nunca seré capaz de mirarte a los ojos.


Un gorro te protege de la lluvia y de las miradas de la gente, no sé si estás triste o alegre, si extrañas a un cuerpo que un día acarició tu piel, entro en la tienda de artesanía que está entre tu casa y la mía, cuando salgo me miras para ver si he comprado algo, con lo que llevo encima podrías comer una semana, vuelves a tenderme la mano, un vaso color naranja marca el contacto entre tu mundo y el mío, la moneda baja y sigo andando, me volteo y cruzo tu mirada.


Miro el bastón que pones entre tu cuerpo y en lo de los demás, quisiera saber quién te lo ha dado, dónde lo conseguiste, desde hace cuanto tiempo te acompaña. Tal vez lo necesites cuando te levantas, sentada en la acera de la calle nunca te vi de pies, tal vez quieres marcar un territorio que nunca fue tuyo, decir a la gente que allí estás tú, con tu casa, tu vida, tu alegría y tu soledad. Este bastón es la única cosa que te pertenece a parte la ropa que llevas encima, si pudiera hablar contaría la vida de la gente, de la que se te acerca con una sonrisa para darte algo y de la que mira por otro lado por miedo, vergüenza o indiferencia.


Hoy he bajado para hacerte una foto, sé que no es justo llevar tu imagen hasta mi cuarto, tu vida exige respecto, con mi Nikon te pagarías un cuarto, quisiera dártela pero la necesito, me sonríes, tiendes la mano, me acerco y te dejo algo. Mientras me alejo vuelvo a mirar tu bastón y pienso que tal vez lo hayas necesitado alguna vez para defenderte: de todos los que pasan por tu lado sin mirarte, de los que te miran con desprecio, de los que te agreden por la calle. Y también de gente como yo que te hace una foto, te deja algo y sigue con su vida. Tal vez un día bajaré para mirarte a los ojos, para compartir algo no mediado por tu vaso color naranja ni por tu bastón. Este día quitaré las mantas de mi cama y las bajaré para ser capaz de compartirlas contigo.

This entry was posted in cuentos. Bookmark the permalink.